En España hoy en día, hay una idea muy pobre y cargada de prejuicios y estigmas sobre la realidad de la delincuencia juvenil, fomentada principalmente por los medios de comunicación y la desinformación de la sociedad. La percepción mediática que cala profundamente en la gente, no solo da información errónea muchas veces, sino que genera una alta preocupación en la sociedad y una realidad incompleta sobre este problema social, y todo esto se puede desmentir si se acude a los datos y estadísticas oficiales del estado, como por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En este artículo no nos vamos a centrar en desmontar todos esos rumores y bulos, sino en proporcionar una información a modo introducción sobre qué es la delincuencia juvenil. Por tanto, podemos definir al menor con conductas delictivas como una figura cultural, su definición y tratamiento legal responden a distintos factores en distintas naciones, reflejando una mezcla de conceptos psicológicos y legales; técnicamente, el menor que lleva a cabo actos delictivos, es aquella persona que no tiene la mayoría de edad penal y comete un hecho que está castigado por las leyes (Garrido, 1991). Por lo tanto, cuando hablamos de delincuencia juvenil nos referimos a una categoría legal que califica a un individuo que ha cometido una o más acciones sancionables definidas en el Código Penal (Andrés, 2006).
El colectivo de jóvenes adolescentes es un grupo vulnerable, ya que se encuentran en un momento de desarrollo no sólo a nivel físico o biológico, sino que además sufren importantes cambios en su desarrollo psicológico y social, lo que posteriormente dará paso a la edad adulta. Buscan desarrollar y definir su propia identidad, y para ello buscan sentirse integrados y formar parte de un grupo de iguales; los cuales influyen en el desarrollo emocional y cognitivo. En ocasiones esto puede ocasionar que con el fin de sentirse aceptado, adquiera conductas o hábitos perjudiciales para su bienestar y para el resto de la población, como puede ser el consumo de drogas, vandalismo, absentismo escolar, falta de valores sociales, peleas callejeras, etc.
Hay diferentes formas de definir a los menores infractores dependiendo del ámbito o la época, actualmente con la doctrina moderna proclama que los menores no se pueden considerar sujetos activos en materia de delitos debido a su edad, pues son un colectivo especialmente vulnerable, debido a que se encuentran en un proceso de maduración sobretodo psicológica, donde sus acciones son resultado de distintas influencias del contexto social.
Si lo miramos desde un punto psicológico los describe como Cruz (2007): Los menores infractores son aquellos personas, menores de 18 años, que realizan conductas tipificadas como delitos por las leyes vigentes, no siendo aplicable al caso del menor la noción de “pena” por no poderse acreditar su conducta antijurídica como delito. Pero si lo miramos desde el ámbito jurídico, la Ley Orgánica 5/2000,de 12 de enero, de Responsabilidad Penal de los Menores, nos dice en su primer artículo, donde define al menor infractor como “personas mayores de catorce años y menores de dieciocho que cometen hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal o leyes penales especiales".
Por último, si miramos la perspectiva que tiene la sociedad sobre los menores infractores, vemos que hay una gran tendencia por parte de la población a pensar que la delincuencia juvenil es de mucha gravedad y de gran magnitud, de la que realmente es (Haines, 2007). Aparte hay varias investigaciones donde han visto que existe un vínculo entre las orientaciones políticas más conservadores con un posicionamiento más punitivos hacia la delincuencia juvenil (Wu, 2000; Fernández & Tarancón, 2010).
Escrito por María Urbano Blázquez.
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